Pium

Somos francotiradores escondidos en una caseta de madera en lo alto de un árbol de un jardín de una zona residencial con todo tipo de lujos, no nos han encargado ninguna misión en especial pero tenemos un contraro firmado hasta el fin de nuestros días. Cualquier individuo puede ser el objetivo.

Pang, pang, pang. El mismo francotirador está en el punto de mira de otros francotiradores y así sucesivamente.

Disparamos palabras, pang, pang, las palabras afiladas estallan tu cranéo y tus palabras mueren, sangre y sangre y trocitos de sílabas espolvoreadas entre el charco de sangre. Puntas de acero brillando en la oscuridad. Palabras tan bonitas como mañana o beso, pang, pang. Palabras contra balas. El gatillo debe estar impoluto, el gatillo obedece cualquier orden, el gatillo es el vasallo. No piensa, actúa. Dispara, pang, pang.

Un herido, dos muertos.



vista a teta
Er detalle (el otro, ése no)