Entré acompañado de P y H a un hall con techos altos y corchos con papeles enganchados, alrededor de seis puertas franqueaban el paso a un jardín interior con pasillos laterales para pasear, estaban llenos, tirados todos en el suelo calentando o estirando y una mujer con un micrófono se iba acercando, mi contrincante era A y ambos tendidos boca arriba forcejeábamos hasta la extenuación para conseguir ser el que participase en lo que fuese eso.

Es un concurso. Sólo puede quedar uno. La mujer del micrófono hace preguntas, no sé cuál es el objetivo final, pero estoy cansado de enrollarme y desenrollarme, A no parece desfallecer como yo y miro alrededor y veo lo mismo y me quedo petrificado. Me levanto y A se queda con todo y me marcho y salgo con P, H se queda por ahí y miro las caras de los que están en el vestíbulo con carpetas en la mano y las cabezas pesadas.

Estoy en la calle y veo a A pasear con la cabeza pesada, estoy sentado en un banco y hablamos de eso de antes y no me acuerdo muy bien de lo que dice.