Ha habido una fuga,
el humo sale a borbotones,
y no nos deja ver más allá,
corramos hacia la chimenea
a protegernos.
Encuentro divertido el camino,
me tropiezo con la mesa
y tiro el vaso,
suena a roto contra el suelo
y ya van dos más,
ése último no era mi vaso,
van a echármelo en cara
cuando se evapore todo. Diré que.
Si no digo nada ahora
no sabré,
qué,
en su momento.

No me digas que no has encontrado la chimenea.
La chimenea no se busca.
Voy a pensar, mientras
noto los pulmones engrisecerse
de dolor asfixiante.
Me pongo un pañuelo mojado
en los ojos. Ya no hay          .
¿He dicho lágrimas?
Espera que lo borro.

La caldera se calienta.
El cielo está más negro de lo normal,
por el humo, las nubes son nubes
de un día malo con frío
cuando no quiero levantarme,
ni soñar con el sol,
aunque siga ahí
como todos los días
ahí,
las flores florecen pero es,
pero es
pronto para ello
y huelen bien pero es,
a ti, que no sé
ni no ni si ni cuándo.
Hará calor
aunque la caldera siga acelerando el ritmo
la nube no cede,
el viento pierde,
gana el sol
que no se inmuta,
ríe para adentro
y la chimenea se da cuenta
pero no le dice nada a la nube
que cree hacer lo que tú quieres
al pensar,
que es pronto para la primavera,
así no se alegra,
y las abejas no salen del escondite a picar,
prefiero que nadie pique
que todo es muy difícil desde que intentaron arreglar la caldera.