Había un arma arrojadiza que era especial
porque la utilizabas sin saberlo
y la silla de al lado era de madera,
plegable y con un cojín,
el frigorífico estaba sucio,
sólo lo lavamos una vez al comprarlo
y también había un palo de madera
para cocinar, en la encimera,
que estaba manchada
y migas de pan y otras cosas,
la mesa era de dos metros por uno
y estaba llena de vasos
y papeles
y bolsas de plástico con la escoba de por medio
y había tres patines apoyados en la pared,
al lado de la mesita de la puerta,
en la mesa de la puerta
siempre había propaganda y cartas,
yo lo guardé todo en un cajón,
pero hay nuevas cartas,
también están mis currículums
de cuando intenté buscar trabajo
que imprimí muchos
pero casi no los repartí
y parece que estaban así por algo,
no sé quizás los patines no,
pero el frigorífico...
y al volver había trozos y polvo y negro
y estaba tirado en el suelo tiritando y bostezando
y tenía ganas pero hacía frío
y el día se repetía
día tras
día tras día
y no había nada más
y estaba ahí
y no había
y otra vez
y las dos mesas estaban colocadas a conciencia
y pero siempre estaban negro
y me apoyaba me dormía me pensaba ahí
y ay yu.