Nostalgium

La veía a lo lejos, estaba charlando, yo estaba charlando, también a lo lejos, cada uno en su mundo. Siempre que estaba cerca perdía el hilo de todas las conversaciones porque tejía historias en mi cabeza, historias para mí y para ella, en ese orden. 
La miraba, se reía y yo le robaba esa risa. La ponía donde me apetecía. 
Era una noche muy fría, yo iba tapado hasta arriba, tenía resfriado y la nariz roja como cuando hace frío. Estábamos discutiendo porque yo había metido la pata como de costumbre, paseábamos ensimismados en la discusión y ya no sabíamos donde estábamos. Dije una tontería y ella explotó a reír. Boom. Así se instalaba una carcajada. Me contagiaba, reíamos, se nos olvidaba la discusión y todo se almacenaba en mi cabeza como si hubiese sucedido.
Luego cuando estaba solo echaba de menos la risa que me inventé cuando la vi reírse el otro día.