Secreto pasteloso de la vida Nº1

Lo bueno y lo malo, es el resumen de un conjunto que somos incapaces de sintetizar. La cosa ésta se reduce a eso y el balance de ambos determina el valor de la cosa ésta. Lo malo es bueno, quiero decir que lo malo es necesario a menos que no quieras cosas buenas, si quieres una carretera lisa, recta y sin fin, una carretera normal en tu mundo normal, puesto que lo que para ti es una carretera normal: con su guardarraíles, sus puestos de socorro y sus zonas de esparcimiento; para el camarero del bar de abajo (inmigrante del Congo que gracias a dios a conseguido seguir adelante, llámese esfuerzo) una carretera es un camino al que le han quitado la maleza para que los coches circulen. Si no te gusta esa carretera tendrás que tener malo, si tienes mucho malo tendrás mucho bueno por el simple hecho de que la luz existe gracias a que hay oscuridad, la cara A y la cara B, de absolutamente todo. Todo y nada.

Es muy complicado captar exactamente la sensación que intento describir.

El esfuerzo del camarero inmigrante del Congo: no hay nada bueno sin nada malo. Lo bueno viene con el esfuerzo, sin el esfuerzo las cosas buenas llegan pero no parecen buenas y no saben a buenas, quiero decir, no tienen valor. Para disfrutar de lo que tenemos, parece mentira, en la gran mayoría de los casos hace falta perderlas para sabernos desdichados por ello. ¿Y por qué las perdemos? No supimos lo que teníamos, vino como se fue. Probemos a esforzarnos, o mejor aún, probemos a imaginarnos que hemos perdido lo que tenemos.
Imagina que ese ordenador que utilizas para hablar y ver películas nunca lo has tenido, imagínate sin ordenador, imagínate sin poder acceder a eso que te cuentan que hace un ordenador. Imagínate teniendo un ordenador.
Aquellos padres de los que siempre renegaste, tu pueblo de toda la vida, tus amigos, la maldita rutina, tu hermano pequeño. Imagina que lo pierdes todo y tienes que esforzarte para recuperar todo eso, lo valorarías de verdad, valóralo ahora hijo de puta.
Aún así en ocasiones no quedará otro remedio y tendrás que esforzarte y al recuperarlo, sonreír.

El esfuerzo del mal (pasado) para con el bien (futuro) hace que esos pequeños bichitos que viven en tu cerebro no crezcan, y que así no haya más pasado en el futuro. Ahí arriba es donde tienes que enfocar tus esfuerzos, ahí arriba es donde funcionan las cosas de verdad, los engranajes del mundo. No será fácil, y habrá errores (aciertos).
Y ese día en que llegue lo bueno me encantaría estar ahí, desde lejos pero viendo tu sonrisa, la consecución del esfuerzo. Soy adicto a esos momentos. Amén.



Película Nº1 "Una mente maravillosa"





Aplausos para el que entienda algo, la palabra no da para más.