Teta

Había una vez un barquito chiquito que quería navegar. Él no sabía navegar pero en el puerto se contaban grandes travesías surcando los siete mares, luchando con tempestades y enfermedades de mierda. Un día necesitaron un barco curtido en mil batallas y pensaron en él. Era un mierdecillas, tenía miedo al agua.

No trates a las cosas como putas.
No trates a las cosas como putas.
No trates a las cosas como putas.


Como anillos concéntricos de menor a mayor importancia partiendo del centro, o mejor aún, como infinitos anillos concéntricos unos junto a otros pero sin tener ninguno nada que ver con el del al lado. Como anillos concéntricos de menor a mayor importancia partiendo del centro, o mejor aún, como infinitos anillos concéntricos unos junto a otros pero sin tener ninguno nada que ver con el del al lado. Nessuno era lo suficiente valiente para saltar de uno a otro, nadie salía de sus anillos. Cobardes.


En otro orden de cosas: TETA

PD. Aquí iría un párrafo mu bonico lleno de cosas feas y sin sentido

Teta era un sentimiento, lleno de aureolas marrones y pelitos malévolos pero era costos acceder a él. Un día entré, todos entramos. Bueno todos no. Pero entramos. Teta era teta. Había sofás rellenos de algo blandito y el aire olía a esas colonias de un solo tic tic porque sino apestaban. Mi madre decía tic tic. Bueno en realidad no, pero queda bien. Y en los sofás el tiempo te decía que no te preocupases porque iba a traerte teta y tu pensabas qué te vacilaba pero el tiempo nunca vacila. Gracias a teta conseguí entender las tetas.