Adagio 19

La llave de mi coche granate, bueno aunque sólo tengo un coche, el coche, bueno, la llave de mi coche es medio llave porque cuando quiero quedar como una persona interesante y abrir el coche antes de llegar a él no abre y para más inri tengo que cruzar los dedos para que al introducir la llave en la cerradura se abra, porque abre cuando quiere si y cuando quiere no, y no puedo aprovechar que tengo coche para quedar como una persona interesante que tiene un coche granate y un valioso tiempo muy valioso que no puede malgastar abriendo la puerta de su coche, tiene que tenerla abierta al llegar, pero creo que me salva un muñeco de Speedi Gonsales que compré en una gasolinera cuando mi papá me dio dinero de regreso al agujero, dícese nuestro origen, y llevo en la guantera para regocijo propio porque solo se lo enseño a quien quiero, y no quiero enseñárselo a mucha gente porque pierde su encanto, tiene un encanto de mil visitas, a las mil visitas pierde su encanto y ya no merece la pena enseñarlo, voy por la siete así que bien.

Y el otro día estaba en la terraza del bar que hay en la plaza de mi casa y al sentarme me senté en la llave del coche granate que al notar que me senté pues se accionó y abrió la puerta, pero yo eso no lo supe hasta hora y media después, hora y media después de estar la puerta abierta del coche granate yo la fui a abrir y estaba cerrada y pensé -era mi primer proceso pensacional del día así que me costó arrancar-, ¡quieres abrir la puerta chico!, ya, ya voy, chico.
La deducción era breve y concisa, esta llave es una mierda secada al sol durante un verano entero cerca de mierdas ya secadas.

Y bueno, como desde pequeñito me habían inculcado que hay que ver el lado bueno de las cosas hacía apuestas con todo aquel que tuviese gusanillo al que poder picarle -picar, gusanillo-, la primera vez que fui a picar gusanos pues me había hecho un croquis de donde tenía que picar y toda esa parafernalia de que si a las 16:00 hace sol puedes conseguir que la picadura sea más violenta, pero la cosa fue mejorando y la técnica y la picadura y la distancia a la que la llave accionaba la puerta y -es imposible que desde aquí puedas abrir la puerta, el coche está pasando las vías, venga tío, que si joder, que no me lo creo, ¿te quieres jugar algo?, diez euros, clin clin, puerta abierta- conseguía cubrir los gastos nocturnos semanales que iban desde cenas hasta pizzas congeladas y que ampliaron el abanico de posibilidades gracias a la llave del coche granate que un día mi papá se metió en el bolsillo antes de ir a la playa y olvidó sacar del bolsillo una vez en el mar de aquella playa, je, je, que buenos momentos pasamos la llave, yo, los gusanos y sus dueños.

Claro que como todo, se me acabó la buena racha y llegó la mala racha y los recortes, el tijeretazo. Il tijeretaso, que dicen los chinos del bar de debajo de mi casa ahí en la plaza y yo siempre les recuerdo que son chinos antipáticos, oh pero chinos no ser nunca tipáticos, ya, ya lo sé pero podíais utilizar palabras con "ele" cuando esté yo delante, que me gusta mucho, oh señol peldon señol, ¿Tzin tzu has visto ésta llave?, no señol, abre el coche desde dónde yo quiera, si yo quiero abrirlo desde aquí le digo: llave abrir coche ahora, clin clin, oh señol que llave señol, llave muy lista señol, ¿pero te lo has creído Tzin?, claro señol. Y tuvieron que ser los chinos los que me fastidiasen la buena racha.